Llegó el momento de hablar del innombrable; aquella persona que desde hace tiempo en tu vida es como el Señor Tenebroso en Harry Potter, aquel que no debe ser nombrado más en las reuniones con tus amigas o con tu familia y que está prohibido ahora, pero que siempre está en tu mente y no lo has podido sacar de ahí a pesar del tiempo que ha pasado desde que terminaron, yo lo sé. Esa persona en quien confiaste y en quien pusiste todas tus expectativas, esa persona de la que estabas profundamente enamorada y que ahora te tiene como una adicta en rehabilitación esperando ese mensaje que calme tu ansiedad, aquella persona con la que hiciste muchos planes y que ahora brilla por su ausencia en tu vida.
Y es que te comprendo que no es nada fácil terminar una relación en la que estuviste ya varios meses e incluso pudieran ser años y que de repente, de la noche a la mañana, desaparezca de tu vida. Yo también he tenido rupturas, yo también he terminado con un ex con el que estuve por años y años, yo también negocié para no sentir el dolor de la ausencia y para no estar sola; porque admitámosolo, l@s psicólog@s no siempre fuimos las personas más sanas del mundo, también tenemos nuestro propio proceso como siempre se los he dicho. Así que esa era yo; una persona luchando con su herida de abandono que no quería (pero si quería y necesitaba) terminar esa relación que ya nada tenía que ver con quien era yo en ese momento.
Esa persona me hizo darme cuenta de muchas cosas que necesitaba resolver conmigo misma porque me sentía ENSERIO bastante mal después de terminar y que posteriormente me mandó a terapia a resolver conflictos con mis padres (pero ese tema es para otro post completito porque está muy interesante). Esa fue la primera vez que decidí ir a terapia y te juro que esperaba como un zombie el día de la cita porque ya no podía más conmigo yo sólo me preguntaba por qué es que sentía tanto malestar. Pero un día y después de algunas sesiones de terapia de repente me levanté y dije “ya no más” y mandé un último mensaje que sería el definitivo y jamás volvió a abrirse esa conversación en mi celular, hasta la fecha. Ahora que sabes un poco de mi historia y que tengo suficiente autoridad (como profesional y como ser humano) para decírtelo, te dejo 11 razones que te hagan pensar las cosas dos veces la próxima vez que quieras volver a ver a tu ex o mandarle ese mensaje que estás escribiendo ahora mismo (si, ya te ví tratando de hacerlo otra vez). ¿Lista?
1. Porque NO va a cambiar, por más que te prometa y que intente, y que incluso las cosas parezcan ir de maravilla… ¡aparentemente! Esa persona, por más que lo desees para hacerlo funcionar, NO va a cambiar; al menos no por tí porque tú no tienes ese poder de cambiar a las personas con tu amor; eso es un mito. No te hagas ilusiones, si no cambia por sí mismo, ¿qué te hace pensar que lo hará por tí? No somos tan relevantes (aunque así lo queramos) en la vida de las personas como para que cambien por nosotras porque el cambio viene de adentro, de uno mismo, de afuera simplemente no sirve; mucho menos si viene de una demanda, de una exigencia. Así que da la vuelta y sigue tu camino que no hay nada que hacer ahí.
2. Porque ya aprendiste lo suficiente (y lo que necesitabas) de esa persona. Seguramente esa relación te dejó ver muchas cosas, lo que quieres y lo que no quieres en una relación, los errores que has cometido, las cosas que ya no quieres para tí en tu futuro, lo que ya no vas a permitirte que pase en tu siguiente relación, entre otras cosas. Seguramente que también te pudo haber dejado algunos aprendizajes que vienen de experiencias más gratas, pero ya es suficiente.
3. Porque hay que aprender a desprendernos de afectos, personas, cosas, momentos, sin forzar a tratar de retener. Duele más tratar de retener a la fuerza que soltar y aceptar; cualquiera de las dos te va a costar algunas lágrimas, pero es natural. Al fin de cuentas vas a salir bien librada de esta, te lo juro desde mi experiencia que así va a ser, cualquiera que sea la situación por la que estés pasando esa ruptura, pero te vas a recuperar; no sin antes enfrentarte al dolor natural de terminar algo.
4. Porque hay tantas cosas que, si ya creciste, ya no tienen en común y eso puede lastimarlos. Piensa de nuevo en la razón por la que terminaron… ¿ya? Hay algo que ya no te gustó, que intentaron resolver y no les fue posible, tal vez el amor ya estaba algo desgastado como para seguir intentándolo o tal vez esa persona ya no quiera estar más contigo. Aunque duela es mejor aceptar que hicieron lo que pudieron, pero por algo llegaron a la conclusión de terminar, quizá incluso alguien de los dos ya no se estaba esforzando lo suficiente porque no quería que pasara, pero así fue y no hay nada de malo contigo porque no haya funcionado, ni tampoco es porque no hayas dado algo en la relación o porque no fuiste suficiente para que se quedara, simplemente las personas, las prioridades y las circunstancias cambian, como también cambiaste tú y por eso en este momento ya no cabe esa relación en tu vida para seguir avanzando. Dale las gracias, desea lo mejor y retírate suavemente como la diosa que eres.
5. Porque si te fuiste de ahí, es porque no te amo lo suficiente o como tú querías. Piensa de nuevo en la razón por la que terminaron, pues ahí está todo el asunto. ¿Qué cosa fue tan importante en ese momento como para terminar la relación y que no pudieron arreglar? Tal vez decía que te amaba, pero no se sentía así para tí, tal vez incluso había malos tratos hacia tu persona y eso no es lo que mereces. Puede que haya sido una persona que no fuera lo suficientemente amorosa para tí y eso ya no va contigo. Tal vez sea solamente que sus formas de amar (o de no amar) no se entendieron o no la querías.
6. Porque es una ilusión que te cuentas para negociar tu dolor por la pérdida de esa pareja. A veces el dolor y la tristeza es tan incómoda que queremos evitarla lo más que se pueda, pero date cuenta que puedes estarlo empeorando al quedarte o regresar con esa persona por las razones anteriores, o tal vez sólo estás postergando lo inevitable. Estar con esa persona así como estás ahora, en ese estira y afloja eterno, no hace que te duela menos, sólo te distraes de ese dolor de algo que sabes que en algún momento tiene que pasar: la aceptación de la ruptura, y que tarde o temprano te va a doler, no hagas que las cosas sean más complicadas de lo que ya son y te duela más dejarlo en el futuro.
7. Porque cuando te escribe no significa que te ame, sólo está haciendo lo mismo que tú: evitando, o en el peor de los casos, alimentando su ego al darse cuenta que no lo has podido olvidar.
8. Porque NO es el amor de tu vida. A veces también negocias diciéndote tantas fantasías sacadas de cuentos de hadas: pero, “¿y qué tal que sí era el amor de mi vida?”, “¿y si era mi alma gemela y lo dejé ir?”, “¿y si esta persona si era la buena?”, “¿y si…?”, “¿y si…?”, “¿y si…?” y tantos “peros” más que te dices para no aceptar que se terminó. Bájate de la nube y regrésate a la realidad, porque si terminaron fue por algo, y entonces eso quiere decir que no era el amor de tu vida, ¿o es que quieres vivir para siempre con el “amor de tu vida” a pesar de lo que haya pasado entre ustedes?
9. Porque no te vas a quedar sola, siempre habrá alguien a quien amar y que te amará también. No es nada del otro mundo que alguien se interese en tí, en la persona maravillosa que eres (sí, si lo eres, con todo lo que implica ser tú, lo eres), que quiera conocerte y te pueda llegar a amar como ya lo hicieron antes. O es que, ¿tan mala eres como para que nadie más quiera estar contigo? Es absurdo que te digas que te vas a quedar sola, que ya no va a llegar nadie más sólo porque terminaste una relación, esa soltería solamente aplica para este momento y hasta nuevo aviso, no es una sentencia de muerte. No lo conviertas en una creencia porque si te lo estás repitiendo constantemente entonces sí tu inconsciente se va a encargar de cagarte todas tus potenciales relaciones cuando conozcas a alguien y quieras intentarlo. Así que no te convenzas de ello.
10. Porque quieres con todas tus fuerzas que te quieran y eso no es amor, es necesidad. ¿Te has preguntado por qué es que siempre esperas que te quieran, que te correspondan, que te cuiden, que te demuestren?, ¿por qué tendrían que hacerlo?, ¿cuándo o por quién no te has sentido tan querida como esperabas y no quieres que se sienta así ahora?, ¿y si eso tuviera que ver más contigo que con la forma de amar de la otra persona?, ¿por qué es que siempre parece que les gritaras a tus parejas “quiéreme, por favor” o “no me dejes”?, ¿de dónde viene eso y qué tiene que ver con tu historia? Te dejo de tarea que trates de responderte a tí misma estas preguntas para que veas que no es tu ex realmente por el que lloras todas las noches, eres tú. No es la ruptura la verdadera razón, sino que en realidad lo son tus vacíos.
11. Porque las personas, las relaciones, los momentos, NO son para siempre, sólo son un instante y por eso tenemos que aprender a vivir el momento, estar presentes en el aquí y el ahora para disfrutar lo que está pasando sin importar cuando pueda terminar, para que cuando se haya acabado, sepas dejar ir con dignidad, amor y aceptación. Es parte de la naturaleza de la vida que las cosas acaben, tanto las buenas como las no tanto. Nada es permanente en este mundo, no te aferres a nada, pero haz lazos lo suficientemente fuertes y cercanos solamente para disfrutarlos mientras la vida te lo permita.
Dejar ir es una decisión y si tu ex sigue ahí es porque tú no has decidido que se tenga que ir. No dejes la responsabilidad en él de algo que te va a beneficiar más a tí, pues a pesar del miedo, de las dudas, de las veces que hayas sido débil y le hayas vuelto a escribir, sé que por algo estás aquí y entraste a leer este artículo. Así que solamente queda hacer tu parte, lo que te toca a tí y a nadie más, tu responsabilidad en esta parte del juego para que dejes de sabotearte y empieces a enfrentarte a la fría realidad para empezar el camino de recuperarte, porque esto último no llegará sin pasar por la primera. Si aun así sigues pensando en que todavía tienes razones para llamar a tu ex, entonces puedes hacer una cita conmigo. ¡Éxito! Que la suerte sólo es para quienes lo necesitan, pero tú, tú eres una diosa.
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