Si eres mujer seguramente te sentirás identificada con este post, pues es el pan de cada día que al caminar por la calle tranquilamente te encuentres con una serie de piropos o comentarios vulgares en relación a tu persona o apariencia física. Ciertamente es una problemática social que aterra a todas las mujeres, pues una actividad cotidiana como lo es el salir a la calle ya representa un peligro o por lo menos una molestia diaria.
Como mujer, entiendo que nuestra primera reacción sea de temor o angustia, que luego se convierte en enojo e impotencia, yo misma lo he experimentado. Sin embargo, poco a poco entendí que debía canalizar este enojo y esta impotencia (emociones que aparecen de forma secundaria), que además debía usarla para estar alerta. Por ello entendí que nuestro rol en esto es bastante decisivo y que nos toca ser parte de esta reeducación social que todas ansiamos.
“…empoderándote y adueñándote de la situación y del espacio público, le das la vuelta al juego de poder (…)” (citado en Zurbano, B. B., Liberia, V. I. & Bouchara, A., 2016).
Uno de los puntos importantes que cabe aclarar al hablar de este tema es el hecho de que el acoso es un tipo de violencia ejercida hacia una persona y que se puede dar en todos los contextos. En el caso del acoso callejero específicamente, están de fondo algunos tintes de machismo y poder que aún siguen manifestándose socialmente.
Por otra parte, este tipo de violencia no es exclusiva del género femenino, también se da en hombres, aunque en menor medida y, en la mayoría de las veces, no tiene el mismo impacto a nivel emocional y social como en el caso de las mujeres. Quizá por el hecho de que una reacción aversiva ante este tipo de situaciones por parte de los varones se contradice con las expectativas que culturalmente se tienen acerca de este género y esto hace que la denuncia disminuya, pues según estándares sociales, no es de “hombrecitos” quejarse ante tales insinuaciones de una dama, o bien, el hombre no tiene permitido verse “frágil” o vulnerable por aquello del machismo.
De igual forma, como mujeres, socialmente hemos aprendido la indefensión y la sumisión (no mostrar conductas que son más abiertamente de hombres como la violencia, el enojo, aquello de “siéntate bien”, “compórtate como señorita”, “calladita te ves más bonita”, etc.), aunque a su vez es aceptado para nosotras sentirse y mostrarse sensible o vulnerable, lo cual a su vez, promueve el viejo estereotipo del machismo y mantiene esta problemática. Por ello, aquí te dejo unas cuantas recomendaciones para el afrontamiento y el empoderamiento que podrían ayudarte y que están fundamentadas en la propuesta de la campaña de denuncia del acoso sexual callejero “El cazador cazado”, realizada en Sevilla (citado en Zurbano, B. B., Liberia, V. I. & Bouchara, A., 2016), también sustentadas en el trabajo de Medina y Zapana (2016):
- ¡Enfrenta al agresor!: … pero siempre con prudencia y cuidando no correr ningún riesgo innecesario. No te acerques demasiado, no lo toques, ni intentes agredirlo de ninguna forma, simplemente defiéndete con acciones o palabras.
- Utiliza tu lenguaje corporal: Camina con pasos firmes, mantente alerta, levanta la cabeza o míralo directamente a los ojos, esto último hará que se intimiden y que bajen la mirada.
- Desaprueba: Si te hacen algún comentario que no te agrada, desapruébalo de forma enérgica. Con esto rompes sus esquemas, pues es una conducta que el agresor no espera y que anula su sensación de poder.
- Avergüénzalo: Emite firmemente algún comentario que lo ridiculice y evidencie su comportamiento, esto lo avergonzará de su conducta, sobre todo, estando en presencia de observadores. NUNCA lo hagas estando a solas con el acosador, pues podría responder con una agresión mayor, hazlo sólo en lugares públicos mientras te encuentres rodeada de gente.
- No le des poder sobre ti: No muestres temor en tu comportamiento o te intimides.
- Denuncia: Si algo te incomoda, compártelo con alguien que crees que te pueda ayudar en el momento, resguárdate y protégete, sobre todo si te sientes en peligro. Corre, grita o haz lo que tengas que hacer si estás en riesgo de un ataque y trata de evitar a toda costa enfrentarlo en estos casos.
- ¡Empodérate!: No te sientas impotente ante esta situación y toma un rol activo en tu propio bienestar.
“Una mujer molesta también puede intimidar a un hombre” (Medina, V. G. & Zapana, C. A., 2016).
Es importante aclarar que estas recomendaciones no te ponen en riesgo siempre y cuando las utilices solamente en caso de acoso callejero por una simple y sencilla razón, no se tiene un consenso como tal del perfil del acosador en cuanto a edad, nivel socioeconómico, ocupación, etc. (puede ser desde Don Panchito el de la tienda, hasta cualquiera de tus compañeros de escuela o trabajo), sin embargo, una teoría propia estima que sus características son similares al del acosador escolar y al del exhibicionista: ambos tienen en común la necesidad de mostrar su poder y el alto nivel de dominación que pueden ejercer sobre otros por medio de algunas conductas, el cual se percibe a sí mismo como física o psicológicamente fuerte (de forma real o imaginaria). Una segunda característica es que buscan aprobación y aceptación de su grupo de iguales (en este caso, otros hombres) para reafirmar su sensación de poder. Todo esto cambia cuando al acosador se le resta el poder que creía tener, es decir, cuando la víctima se empodera y enfrenta a su agresor, ya que estos normalmente no van por la calle con un arma queriendo hacer un daño físico o secuestrarte (sino psicológico como una manifestación de poder); es un acto meramente casual y no necesariamente preconcebido, sino hasta el momento en que sucede.
Por lo tanto, si eres víctima de un ataque o agresión de otro tipo diferente al acoso, las medidas de seguridad van a ser diferentes (preferentemente preventivas) y en casos consumados como violación, secuestro, extorsión o algún otro evento crítico o traumático relacionado, lo mejor es acudir lo antes posible a denunciar, ya que esto es de gran importancia para erradicar esta problemática. Posteriormente, asiste con un profesional de la salud mental para disminuir el impacto emocional y que esto no deje secuelas importantes en tu vida.
Para más información visita:
Medina, V.G. & Zapana, C.A. (2016). Representaciones sociales de las mujeres jóvenes sobre el acoso sexual callejero en la ciudad de Puno. Punto cero, 21(33) 60-81. Consultado el 20 de agosto de 2018 a través de: http://www.scielo.org.bo/pdf/rpc/v21n33/v21n33_a06.pdf
Wanceulen, F. A. (2016). Stop bullying. WM Ediciones.
Zurbano, B. B., Liberia V. I. & Bouchara, A. (2016). Acoso sexual callejero y estrategias comunicativas. Un análisis comparado entre España y Marruecos. Comun mídia consumo, 13(37), 138-159. Consultado el 20 de agosto de 2018 a través de: https://www.researchgate.net/publication/315479969_Acoso_sexual_callejero_y_estrategias_comunicativas_Un_analisis_comparado_entre_Espana_y_Marruecos
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